lunes, 16 de noviembre de 2015

EL CONDE LUCANOR,1330/1335

El conde Lucanor es una obra narrativa de la literatura castellana medieval escrita entre 1330 y 1335 por el infante Don Juan ManuelPríncipe de Villena. Su título completo y original en castellano medieval es Libro de los enxiemplos del Conde Lucanor et de Patronio (Libro de los ejemplos del conde Lucanor y de Patronio).
El libro está compuesto por cinco partes, la más conocida de las cuales es una serie de 51 exempla o cuentos moralizantes tomados de varias fuentes, como Esopo y otros clásicos, así como de cuentos tradicionales árabes. La «Historia del deán de Santiago y el mago de Toledo» (cuento XI) tiene semejanzas con cuentos tradicionales japoneses, y la historia de una mujer llamada Doña Truhana (cuento VII) —el «Cuento de la lechera», pero ligeramente variado— ha sido identificada por Max Müller como originada en el ciclo hindú Pancha-tantra.
El propósito didáctico y moral es la marca del libro. El conde Lucanor empieza la conversación con su consejero Patronio planteándole un problema («Un hombre me ha hecho una propuesta…» o «Temo que tal o cual persona intenta…») y solicita consejo para resolverlo. Patronio siempre responde con gran humildad, asegurando no ser necesario dar consejo a una persona tan ilustre como el conde, pero ofreciéndose a contarle una historia de la que este podrá extraer una enseñanza para resolver su problema. Los cuentos son exempla, género asentado en la tradición literaria medieval.

FRAGMENTO: ¿Qué os parece la última frase?

»Señor Conde Lucanor, si vuestros hermanos son tan distintos que uno hace cuanto su mujer quiere y el otro no la toma en consideración, ello se debe a que sus mujeres llevan la misma vida que llevaron la emperatriz y doña Vascuñana. Si sus esposas son así, no debéis asombraros ni culpar a vuestros hermanos; pero si no son ni tan buenas ni tan rebeldes como las dos de las que os he hablado, vuestros hermanos tendrán parte de culpa, porque, aunque ese hermano vuestro, que ama mucho a su mujer, hace bien en quererla, debemos pensar que esa estima tiene que limitarse a sus justos términos y no más. Pues si un hombre quiere estar siempre junto a su mujer y por ello deja de ir a los sitios o a los asuntos que le convengan, debéis pensar que está equivocado; pensad también que, si por complacerla o satisfacerla, el marido no cumple lo que pertenece a su clase o a su honra, también está muy equivocado. Pero, exceptuadas estas cosas, cuanta honra, estima y confianza demuestre el marido a su mujer, le están permitidas y así deberá tratarla. También os digo que el esposo, en asuntos de poca importancia, debe evitarle disgustos o contrariedades a su mujer y, sobre todo, no debe inducirla al pecado, pues de él nacen muchos males: primero, por la propia maldad del pecado y, segundo, porque, para desenojarla y complacerla, el marido habrá de hacer cosas perjudiciales para su fama y hacienda. Pero al que por su mala suerte tuviere una mujer tan rebelde como la emperatriz, pues al comienzo no supo o no pudo poner remedio, no le queda otra solución sino soportar su desgracia hasta que Dios quiera. Pero sabed que, para evitar lo uno y lograr lo otro, el marido, desde el primer día de matrimonio, debe hacerle ver a su mujer que él es el señor y cómo ha de comportarse ella. 
»Pienso que vos, señor conde, siguiendo estas reflexiones, bien podéis aconsejar a vuestros hermanos de qué manera han de portarse con sus mujeres.
Al conde le agradó mucho lo que le dijo Patronio, pues le pareció que era verdad y muy razonable. 
Como don Juan pensó que estos dos relatos eran muy buenos, los mandó poner en este libro y escribió los versos que dicen así: 
Desde el comienzo debe el hombre enseñar
a su mujer cómo se ha deportar. 
FIN

1 comentario:

  1. Pues que era un machista, pero supongo que antes esto no lo veían y las mujeres no podían decir nada así que se tenían que aguantar y callar porque si no las podia lastimar, maltratar o incluso matar.

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